25/6/08

huerta, hexágono y lenguas


Alrededor está oscuro.
La luz que hay, es justa para ver.
El suelo es un espacio de tierra revuelta.
Futura huerta de 3x3 mts.
Ella ya armó tres o cuatro canteros.
Llega el abuelo y dice:- Los surcos entre canteros, tienen que ser más profundos!
El hombre comienza a trabajar la tierra, y con la pala engancha un cantero por la punta, y lo arranca como a una etiqueta, completo, entero, como a la tapa metálica de un yogurt.
-Ah, bueno! Hasta ahí llegamos!- dice el abuelo.
Debajo del cantero, como a 40 cm, un piso de vidrio transparente delimita la superficie, del bajo fondo del vidrio.
Abajo,
una habitación hexagonal,
bien iluminada, con agujeros dispuestos,
claramente en forma simétrica, cada 20 cm,
verticales y horizontales,
armando una retícula precisa,
de donde salen lenguas,
perfectas lenguas de 30 cm de largo por 10 de ancho,
de color gris, casi verdes, casi violaceas.
Oscilan de un lado al otro, cadencialmente,
siendo una habitación completa de lenguas
moviéndose.
En el piso lo que parecen ser unas lenguas, resultan ser serpientes,
rígidas,
de madera pintada,
pero vivas, impulsándose rápido por el suelo,
hasta chocar contra la pared,
y cambiar de dirección y volver a impulsarse.
-Se nos complicó la huerta, abuelo! –dijo, mientras miraba al viejo que todavía sostenía el cantero enganchado en la pala, colgando en una pieza, como si eso fuera posible.