16/5/08

Gene Wolfe - Libros del Sol Nuevo III

De el cuento El niño llamado Rana:

...fuera sonó una risa salvaje. Era la voz de El Que Ríe, que exclamaba: Está allí, Señor! Allí, allí, allí! Aquí está el rastro! Entró por allí, por esa puerta! -Ya ves - comentó el lobo- lo que se consigue nombrando al diablo. Nombrar es llamar. Asi es la ley.-Y sacó la espada y acarició el filo. El umbral volvió a oscurecerse. Era un umbral angosto, pues sólo los necios y los templos tienen umbrales anchos, y los lobos no son necios; Rana había ocupado la mayor parte. Ahora el Carnicero lo ocupaba todo.
-Que buscas?-preguntó el lobo,y lamió el plano de la espada.
-Lo que es mío y sólo eso- los esmilodontes luchan con un puñal curvo en cada mano, y éste era mucho más grande que el lobo, pero no quería enzarzarse en una batalla en ese lugar cerrado.
-Nunca fue tuyo-dijo la loba.-Ahora ha bebidó de mi y es lobo para siempre, consagrado a la luna....

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